Por ejemplo, aunque ambos salgan de trabajar a la misma hora, la mujer llega a cocinar para los dos y le sirve la comida a él;28 cuando terminan de comer, ella recoge los trastos y los lleva a la casa de las mujeres, donde los lava. Las viviendas están separadas por sexo: la de los hombres y la de las mujeres, aunque en ocasiones sólo media entre una y otra un metro de distancia. Para ingresar al PTAT uno de los requisitos, en el caso de los hombres, es ser casado y con hijos; y en el de las mujeres, ser madre soltera, viuda o dejada, con dependientes económicos.26 La relevancia del requisito consiste en asegurar que el trabajador no se quedará en Canadá, sino que regresará a México, con su familia, al término del contrato. Ahora bien, sumada a la constante preocupación por mantenerse en el trabajo (esto es, no dar algún motivo para su repatriación anticipada) y solventar los gastos de su estancia en Canadá, está la inquietud por enviar dinero cada semana, cada 15 días o cada mes a la familia que dejaron en México, y que espera la remesa para sobrevivir y para saldar la deuda que el migrante pudo contraer al iniciar su viaje.
Si esto ocurre, tendrán que esperar por lo menos un año para mandar por sus hijos, mientras tanto éstos continuarán con sus padres, hermanas o algún otro familiar con los que se hayan quedado en el lugar de origen de la trabajadora. Algunas canadienses que se involucran con mexicanos son mujeres pasadas de peso, maduras o que ya no consiguen tan fácil una pareja en Leamington, por lo que les prodigan muchas atenciones a ellos y les enseñan inglés; pero éstos igualmente deben invertir tiempo y recursos en ellas: las llevan a bailar, les compran regalos y las invitan a comer.
Otra desventaja es que las mujeres saben, desde un inicio, que no pueden contraer matrimonio con estos hombres, pues están casados, y aunque pasen la mayor parte del tiempo con ellas pocos dejan a sus esposas para unirse definitivamente a las trabajadoras temporales.31 Las mujeres de más edad (y generalmente con más temporadas dentro del programa) no sólo necesitan un hombre para tener relaciones, sino también para hablar, para platicarle los problemas que tienen con las compañeras y para acariciarse sin que sea imprescindible llegar a tener sexo, por lo que no consideran importante formalizar la relación con su pareja. Sin embargo, su movilidad está delimitada por los recursos económicos con que cuenten y la posibilidad o no de conseguir cómo trasladarse (pues no hay transporte público accesible para ir y venir a estas ciudades).
Sin embargo, también es posible, aunque en menor proporción, encontrar jornaleros de los restantes estados mexicanos (cabe aclarar que hay entidades federativas que se van perfilando hacia los primeros lugares de la lista, como Chiapas, Veracruz, Distrito Federal, Hidalgo, Michoacán y Oaxaca). Los trabajadores temporales utilizan de diferentes maneras su tiempo libre: algunas mujeres dijeron que lo ocupan para hacer cosas personales, como lavar, planchar, cocinar, hablar por teléfono con su familia, ver televisión, comprar videos (películas); otras mencionaron que, aunque lo hacen poco porque les significa un gasto extra, aprovechan para ir a los malls en las ciudades grandes (windsor), a las tiendas de ropa de saldos y segunda en Leamington21 (donde adquieren ropa a bajo precio para ellas y sus familiares hijos, madre, pareja), o a pasear a lugares cercanos (el lago o la isla Peel). Una de las desventajas más notorias cuando la pareja es un trabajador del programa, es que la mujer se mimetiza con él, pues todo el tiempo están juntos, fuera y dentro del horario de trabajo, en y fuera de la granja. A la tensión producida por la diversidad sociocultural hay que agregar la ansiedad que genera la competencia por permanecer en el programa y ser solicitado por el patrón en la próxima temporada, pues la oferta de mano de obra rebasa la demanda, por lo que los trabajadores agrícolas contienden abiertamente por el empleo.
A partir de la mitad de la camiseta hacia abajo empezamos a ver un estampado de formas geométricas que parece ser un tributo a las raíces aztecas y al propio nombre del estadio. Los Leones de la Gálata (Barrio de Istambul que le da el nombre al equipo) presentaron un jersey que destaca por su simpleza, ya sin el enorme patrocinador en el frente de la camiseta, el equipo más importante de Turquía regresa a su tradicional dupla de colores (vino y naranja quemado) alternados justo a la mitad de la camiseta, las mangas son del color contrario de cada uno de los lados. Barrio de Once . Los trabajadores mexicanos llegan desde principios de año y su estancia puede durar de seis semanas a ocho meses, ya que dentro del PTAT hay contratos por diferentes periodos. De lunes a viernes los trabajadores están en los viveros, invernaderos o terrenos de cultivo a cielo abierto, de siete u ocho de la mañana a cinco de la tarde; al salir del trabajo se dirigen a las casas que habitan en las granjas y se asean, preparan su comida, lavan su ropa, organizan su desayuno del día siguiente, ven televisión y descansan.
Los sábados es algo diferente, pues salen a la una de la tarde y es el día de pago;20algunas/os trabajadoras/es se asean, se arreglan y se van al pueblo, al banco, a enviar dinero a su familia, de compras, a comer a algún restaurante, a pasear, y regresan a la granja por la noche. Muy pocas mujeres asisten a la iglesia.22 Para algunos, la iglesia católica se ha convertido en un marco de referencia importante, pues les recuerda su país, sus prácticas, su lengua. No sólo se nota la diversidad en el lenguaje, también en el fenotipo, en las costumbres alimenticias, en las prácticas culturales, en la música y en la forma de apropiarse del espacio físico, principalmente los viernes y sábados, cuando llegan las y los trabajadores migrantes al pueblo a hacer sus compras, a los bancos para cobrar su salario, a los restaurantes «étnicos» a comer el platillo que les recuerde su país, y a los salones de baile y bares locales. Los jornaleros mexicanos se mantienen y se mueven dentro de un contorno geográfico más o menos amplio, pues no sólo van de la granja donde trabajan al cercano pueblo de Leamington o a Kingsville, sino también a ciudades próximas como windsor, donde hay una mayor variedad de tiendas y centros comerciales.
La mayoría de las veces la normatividad no funciona por completo, pues no se ha podido evitar que se formen parejas entre los mismos trabajadores durante el tiempo en que están en las granjas, o con canadienses, salvadoreñas/os, guatemaltecas/os27 y europeas/os que viven en Leamington. Su tiempo libre del sábado y el domingo es para su pareja (pueden ir juntos a hacer las compras de la semana, comer en alguno de los restaurantes de comida mexicana, ir a bailar, o quedarse descansando y teniendo relaciones sexuales29 en uno de los hoteles de paso del poblado). Con el paso del tiempo, esta cifra se ha incrementado notablemente, de tal forma que, en 2001, la fuerza laboral femenina constituyó cuatro por ciento del total de trabajadores mexicanos. En el caso de los hombres, el tiempo libre también lo emplean para hacer algunas actividades personales, pero la mayoría prefiere ir al pueblo, caminar por las calles, visitar las tiendas de ropa, platicar con amigos, dirigirse a la oficina del sindicato, a los bares y restaurantes adonde llegan cada viernes y sábado por la noche, o a las tiendas de video y música.
Los hombres que se emparejan con mujeres que no son mexicanas ni trabajadoras agrícolas tienen que dividir su tiempo entre el trabajo, sus tareas domésticas (cocinar, lavar su ropa, asear la casa donde viven en la granja) y su pareja. De esta forma, la mujer puede enviar su salario íntegro a México para cubrir las necesidades de su familia o ir ahorrando para, por ejemplo, construir su casa o comprar un terreno. El salario de los participantes en el PTAT no se ha incrementado como sucede en otras áreas de la economía.13 Aunque en la actualidad se dice que a los trabajadores del PTAT se les paga entre 9.20 y 9.45 dólares por hora, cuando se hacen los descuentos (impuestos,14 seguro médico, seguro de desempleo, lo relativo al Plan de Jubilación aunque no tengan derecho a hacer uso de ellos, los gastos que se hayan generado por el viaje boleto de avión, además de una cantidad para la administración del programa) les quedan siete dólares y centavos por hora. Para 1974, los participantes habían aumentado.