Este mal comienzo se agravaría cuando el Celta termina la liga en la posición novena de un total de diez equipos, consumando su primer y único descenso a Tercera División. Barcelona, al que consiguió derrotar por 3-2 en un Estadio de Balaídos que el Celta convirtió en feudo inexpugnable, en el que también cayeron goleados el Athletic Club (5-1), el Valencia (5-2) y el Real Madrid (que cosechó aquella temporada sendas derrotas por 4-1 frente a los celestes, tanto en Vigo como en Chamartín).