Realizó pocos desnudos, la mayoría efectuados en París en 1887: Desnudo femenino echado, Desnudo femenino sobre una cama, Desnudo femenino de espaldas. La eterna primavera (1886-1890), una de las escenas de El Beso, de Auguste Rodin, Museo Rodin, París. Para ello utilizaba modelos a los que dejaba vagar libremente por su estudio, adoptando todo tipo de formas posibles, que Rodin captaba con una maestría para inmortalizar la espontaneidad de cualquier momento y cualquier postura.