Antes de él había sido estudiado con miras científicas, como un recurso para plasmar la figura envuelta en ropajes. En sus inicios, el cristianismo -todavía bajo una fuerte influencia judía- había prohibido no solo el desnudo, sino casi cualquier imagen de figura humana, ya que suponía una transgresión del segundo mandamiento, y condenaba los ídolos paganos como morada de demonios. El hecho de que muchos dioses paganos estuviesen representados en pintura y escultura de forma humana, y en muchas ocasiones desnudos, hizo que los primitivos cristianos identificasen el desnudo con la idolatría pagana, sino veían directamente una vinculación diabólica.